martes, 9 de septiembre de 2008

Viaje a Cantabria: Dia 2, Sabado

Tras levantarnos, algunos más pronto que otros (efecto de los orujos, sin duda), nos dispusimos a hacer planes para el dia. Como había amanecido soleado y caluroso se decidió por unanimidad ir a la playa. Tras discutir sobre el exceso de personas en el Sardinero, optamos por la playa de la cala y ria de Langre (yo, al principio lo entendí mal y creí que ibamos a Lancre... ciudad del Mundodisco).

La playa era una delicia y nos tiramos toda la mañana haciendo el salvaje allí, hasta que se nos hizo la hora de comer y tuvimos que marcharnos. Por cierto, las olas del Cantábrico si que son olas y el mar un mar de veras, no ese caldo caliente y viscoso que es el Mediterraneo... ¡Que diferencia!

Para comer elegimos un restaurante muy coqueto en el puerto de Somo, donde había gran cantidad de turistas. Al parecer Somo es un destino bastante típico para ir a comer, pues junto al puerto hay una calle que está realmente llena de restaurantes.

Tras comer una paella de marisco, bacalao con tomate y un arroz con lecha casero, que estaba brutal, nos dirigimos de nuevo a la posada, para quitarnos el salitre y ponernos monos, pues nuestra siguiente parada eran las Fiestas Patronales de Noja.

Las fiestas estuvieron llenas de musica, atracciones y puestos de todo tipo. Las colas para las churrerias eran brutales y, en Cantabria, los bares ofrecen chocolate con churros hasta en verano, aunque no los sirven como desayuno, sino solamente como merienda, cosa que nos sorprendió.

Tras dar un par de vueltas por las ferias nos sentamos en una terraza, desde la cual podíamos ver y oir con total comodidad los dos escenarios (si, dos) que en medio de la plaza mayor de Noja, ofrecían música variada.

Cuando el cansancio y el hambre hicieron mella en nosotros, regresamos a la posada, donde de cena nos esperaba, nuevamente, una parrillada. La carne, en el norte, parece saber mejor.

Y nuevamente a descansar.

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