martes, 24 de agosto de 2010

~ Antes de la Tierra Yerma ~

~ Acecha-entre-Ortigas ~


Acecha-entre-Ortigas trotaba alegremente mientras patrullaba por los límites del Boun, con la lengua fuera ante las expectativas de la noche. Los cazadores habían cobrado deliciosas presas y se había traído cerveza de un Clan cercano cuya calidad era simplemente magistral. El Ragabash Lupus, en su forma de nacimiento, se relamió del gusto. La cerveza era una de las cosas que disfrutaba de las que habían hecho los humanos, más si estaba fresca y acompañada por jugosa carne de venado... las tripas le rugieron y esbozó lo que sería la verión lobuna de una sonrisa.

Le quedaba poco para que su relevo llegase y el pudiese disfrutar de la comida, la bebida y, después, se fuese a descansar agradablemente en la cuevecilla que compartía con su compañera, una loba que pronto le daría cachorrillos. Ciertamente, algunas veces Gaia era sumamente generosa.

El olor a sangre golpeó su nariz de pronto, haciendo que se detuviese en medio de una zancada y que su cuerpo se agazapase instintivamente. Era sangre fresca, recién derramada, y era humana. Olfateó cuidadosamente mientras se dirigía, en el más absoluto silencio, hacia el origen del olor.

La escena era dantesca. Una Pariente hominida que Acecha reconoció por su pelo y por su olor, había sido destrozada y, por el olor, Acecha juraría que antes... y después de su muerte... había sido forzada por, como poco, cuatro humanos.

No. Humanos no, descubrió al olfatear.

Garou.

Wyrm.

Acecha-en-las-Ortigas alzó la cabeza y con todas las fuerzas de sus pulmones, el aullido de Advertencia de la Llegada del Wyrm abandonaba su garganta, mientras corría hacia el Túmulo a toda velocidad.

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