sábado, 9 de abril de 2011

Orgullo profesional y timadores profesionales

Como diría un conocido mio, hay días que me siento como la profetisa Cassandra, gritando cosas malas y pasando la gente de mi.

Estaba yo tranquilamente viuendo el Encantador de Perros (Calma y Sumisión, Cesar Millán, perricos varios), cuando de repente oigo, a voz en grito, a Gochomadre, berreando desde el salón.

—Niñaaa, que viene un técnico a mirar la antena.

—¿A mirar qué? Si se ve de muerte...

En ese momento mi tele se puso en negro. "Sin señal del cable", me decía la pobre. Salgo, a la carrera, para encontrarme a un maromo con cara de ufano y de haberse sacado el titulo de... algo, cuando Gonzalez estaba en el poder. A su lado, un par de vecinos, ya mayorcicos.

—... es que la señal está bajísima, ¿ven?

—Oiga...

—... porque claro, no llegan decibelios ningunos...

—¡Ohhh!

—Es que el vecino de abajo, no ve la tele, en la cocina, porque este piso se come los decibelios, por tener su cable... y muchas teles.... demasiadas teles. Tele en cada habitacion, en el comedor, en la cocina...

En mi casa, dependiente de la antena comunitaría, solo está mi tele, porque la del comedor churrupa directamente de la parabólica del Canal Digital (del Plus de toda la vida, vamos). Y no hay mas teles, sobre todo no en la cocina.

—... y claro, esto acabará muy mal. Porque la gente no entiende que una tele de las nuevas, de las plasma y argones esas, son como un Porsche.

—¡Ahhh!

—¿Perdone? ¿Donde ve usted una tele de plasma?

—Pero luego coge el Porsche y se va al campo, a tirar con el por el monte y los Porsche no están hechos para eso...

En ese momento me vino una imagen a la mente:


Este es el Posche Cayyene. Bonito, ¿verdad?
Claro está que el tecnicucho este de coches sabe poco.

—... y habria que cambiar la instalación de toda la casa.

—¡Ohhh! ¡Ahhh! ¡Claro, claro!

Acto seguido salgo disparada hacia una vecina que decia que se veia mal en su casa. Dependiendo su tele de un cable distinto al nuestro. El tecnicucho le había cambiado el cajetín y se veía ya maravillosamente, pero, según ella, el técnico le dijo que eso no iba a durar.

—¿Como que no va a durar?

—Si, hija. Me ha dicho que si no se cambia toda la instalación, eso dura dos días.

—Pero si está claro que lo que estaba mal era el cajetín, por dios. No le haga caso, que le está comiendo la oreja para que el se lleve un pico por cambiar todos los cables. ¡Que nos quiere dar un sablazo!

Tras convencer a la buena señora, que es buena, pero si viene alguien con uniforme, se lo cree todo la pobre, me marcho a casa, mientras escucho como el técnico les come la oreja al resto de vecinos. El cabrón es listo, tira a matar con los ancianicos, pero conmigo y con mi madre (ella quería echarle a sartenazos) y los vecinos de enfrente (de mi edad) ha hablado lo justo.

Y es que una, que es Técnica en Telecomunicaciones (entre otras cosas), veía soltar mierda a un tío que, o era gilipollas total, o era un timador de cuidado... aunque, conociendo cómo son las cosas, creo que ambas.

Ha tirado a los los viejecicos del portal, a matar, comiéndoles la oreja durante más de media hora a cada uno. Y es que el muy cabrón es bueno y sabe a quien puede timar mentando palabras como decibelios, ganancia y dispersión. Aunque estén metidos sin sentido en una frase... veremos como acaba esto.

 Al menos me queda un consuelo... que menos mal que no se hizo médico el tipo este.

1 comentario:

Nim dijo...

Bueno, pero al parecer no ha llegado la sangre al rio, no?