martes, 9 de septiembre de 2008

Viaje a Cantabria: Dia 3, Domingo (y Fin)

El domingo decidimos ir a desayunar chocolate con bolleria varia a Liérganes, que además de por su chocolate, era famoso por su mercadillo. Hubo quie aprovechó para hacerse con productos alimenticios típicos de la zona, como quesos y atún, todo fresco y artesanal.















Tras las compras se impuso un paseo por el casco viejo de Liérganes, que era realmente bonito y la vista (desde abajo, claro) de dos enormes montes llamados cariñosamente por los lugareños "las tetas de Liérganes".










Al salir de Liérganes deseabamos ver montaña, cuanto más espectacular mejor, asi que nos dirigimos hacia el Puerto de Lunares, cuyas vistas (y las curvas de la carretera) nos asombraron a todos.

Desgraciadamente, por problemas de tiempo no pudimos llegar a lo alto del puerto, donde había un mirador desde el que, en dias despejados, se puede ver hasta Santander.

Al bajar el puerto tuvimos que hacer una parada, pues un potrillo salvaje se había despeñado y,con la ayuda de un lugareño, comprobamos que el pobrecillo había muerto. Tras una llamada al 112 llena de tristeza, para que retiraran al pobre animal, regresamos a comer a la posada.

Alli nos esperaba un cocido cántabro, con sus alubias, su morcila y demás. Baste decir que, tras lo del potrillo, mi apetito era casi nulo.

Tras descansar la comida emprendimos el viaje de vuelta. Cabe decir que, tras la exhuberancia vegetal y montañosa de Cantabria, las llanuras de castilla nos parecian vacias y yermas. Aún así se las podía encontrar cierto encanto, al fin y al cabo, el hogar es el hogar.

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