Solidaridad... con riesgo...

Ayer tarde, Urui y yo nos dimos un paseillo hasta el centro de donación de sangre, con intenciones de ser solidarias (Urui al menos de intentarlo, ya que hacía mucho que no pasaba del examen medico previo):

Para su alegria el medico la dejó pasar, delante de mi (yo pasé con solo la advertencia de que tenía la tensión algo baja). Total, que cuando yo paso a la sala de estracción, ella ya esta siendo pinchada. Me arremando, me desinfectan el bracito donde me van a pinchar, me ponen la goma, pinchan y me sujetan el invento con unos esparadrapos. Tiempo total de la operación, no llega a dos minutos.

En ese momento miro a Urui y, desde la zona donde estaba vi su bolsa, que estaba llena a reventar, redonda de toda la sangre que tenía dentro. Me preocupo porque en dos minutos toda esa sangre es mucha, demasiada, y al mirar a Urui la veo blanca como el papel, de modo que el esparadrapo de su brazo apenas resalta contra la piel.

Las enfermeras se dan cuenta y acuden raudas. La levantan las piernas, la quitan la aguja corriendo, la ponen un ventilador, la colocan una bolsa al lado por si vomita... todo eto mientras Urui hace una imitación de los movimientos de cabeza de Stevie Wonder.

Total, que yo acabo de donar y Urui aún no está bien. amablemente me envian a la sala de recuperación, donde podré esperarla tranquilamente.

Bocata de jamón, botellita de agua y a esperar comiendo para reponer fuerzas.

Diez minutos, quince, veinte... pillo una Pepsi y sigo esperando.

Treinta, treinta y cinco... Una chica sale del examen médico previo, sin poder donar. Su frase pasa a la historia: "¿Pero quienes se creen que son ellos rechazando mi gesto altruista?". Me rio un poco mientras empiezo a echar miradas nerviosas hacia la zona en la que Urui está.

Cuarenta, cuarenta y cinco... por fin aparece Urui por la puerta, con color esta vez. Ha donado, si, y un poco mas y no lo cuenta... Una no gana para sustos.

En tres meses... repetimos.